top of page

Infidelidad. Qué se siente

Para todas esas mujeres( y hombres) que se rompen en pedazos( alguma vez)....


Ariadna sintió que el mundo entero se paró de golpe.

Su amado Fernando en la acera de enfrente de la mano de otra mujer.

Iban felices. Se paraban. Se besaban. Se sonreían. Eran uno.

Se sintió casi una intrusa por simplemente mirarlos. Como si mancharan sus ojos tanta felicidad.

Se dejó caer en el asfalto caliente. Le temblaban las piernas. Sintió unas náuseas repentinas y un cansancio que desgarró su frágil cuerpo y toda su existencia.

Las lágrimas le abrasaban el rostro como si de un brutal ácido se tratara.

Adiós el sueño.

Adiós el proyecto de vida.

Adiós los besos amados

Adiós la ternura del encuentro

Adiós el buenas noches mi amor

Adiós el suspiro cálido del abrazo

Adiós la ilusión de levantarse cada día de la cama.

Adiós a la magia. Adiós la fortaleza de sus manos...

Tan suya, tan de ella. Ahora de otra.

Cómo combatir la decepción, la rabia,, la tristeza, la desolación de no entender nada.

Algún transeúnte se paró a ayudarla.

No necesitaba ayuda. Sólo necesitaba retroceder unos minutos atrás y no mirar la acera de enfrente.

Tan sencillo y tan imposible como eso.

Hubiera preferido un millón de veces el engaño antes que sentirse como una muñeca rota. Desechada al cajón de los juguetes muertos.

Tanto que dar y de repente nada.

Tanto deseo congelado.

Tanto amor por ti, ahora sin ti.

Cómo volver a casa siendo otra.

Como mirar a los ojos a nadie sin que el ácido de las lágrimas vuelva a descarnar su rostro.

Ese rostro que ya no es más que una máscara sin alma.

Volver sin tí. ¿Volver a dónde?

Sin aire, sin mundo sin nada.

Solo amargura

Se levantó como pudo y avanzó hacia el coche.

Ese coche que fue de los dos. Pero que ya no era.

Se subió a él y gritó con rabia.

Nunca volvería a ser la misma.

Ahora quedaba si volver a mirarle a los ojos una sola vez. O en cambio, no volver a verlo nunca...

L.R


Publicaciones recientes
Archivo
Buscar por etiquetas
bottom of page